Misión Verde es una iniciativa conjunta de la Asociación Guardianes del Ambiente (A.Gu.A) y de un Equipo de Trabajo conformado por Estudiantes de la Licenciatura en Gestión Ambiental Urbana (UNLa). Nuestro propósito es construir nuevos valores, utilizando a la Educación Ambiental como camino para lograr un cambio de actitudes en las personas. Se desea que primero se realice a nivel personal y luego con aquellos que los rodean, de esta manera el cambio de actitud de un solo individuo imprimirá un cambio en el destino de una nación y, más aun, en el destino de toda la humanidad.
Aspiramos a crear sensibilidad, valores y actitudes para que los individuos,
con actitud critica y reflexiva sobre las relaciones hombre-naturaleza, puedan transformar el medio para su bienestar sin poner en peligro el bienestar de futuras generaciones y la vida sobre el planeta.

domingo, 31 de julio de 2011

CRÓNICAS AMBIENTALES; De amores y sombras. (Parte I) LUIS ALBERTO CERVERA NOVO

DE AMORES Y DE SOMBRAS. (PARTE I) 
 
A pesar que la vida en la Isla de Pascua se extinguió por un uso irracional de sus recursos naturales, la especie humana logró, a lo largo de su historia, adaptarse a diferentes situaciones ambientales. Pero hay un interrogante sin respuesta cierta que crece a la par de los incesantes disturbios climáticos: ¿Hasta dónde son compatibles Hombre y Naturaleza?
 
El planeta es un sistema intrincado y apasionante, donde cada una de las partes armoniza entre sí y con el todo, y esa maravillosa condición de dar y sostener vida tiene un punto de equilibrio, que llamamos capacidad de carga. Sobrepasada ésta, se produce el desequilibrio que pone en crisis la actual organización; crisis que puede ser irreversible de no mediar una actitud inteligente por parte de los que usufructúan el sistema, es decir, el hombre, su principal actor beneficiado.
 
Desde la aparición del hombre en la tierra, se comenzó a generar impacto en el medio ambiente; por supuesto que mínimo, por su escaso número y desarrollo inicial. Pero éste se fue acrecentando en la medida que aumentaba la población, tres momentos pueden indicarnos de que estamos hablando.
 
El primero, producido con el surgimiento de las herramientas, 40.000 años A.C. con un total estimado de cuatro millones de habitantes en el deshabitado planeta. 
 
El segundo fue la superación cuando el hombre deja de ser nómade, y comienza con la práctica de la agricultura, 10.000 años A. C. y unos 27 millones de habitantes, para alcanza los 100 millones al entrar en la era del cristianismo. Es en este período que van surgiendo las primeras ciudades y con ellas la división del trabajo, dando espacio al desarrollo de las artes, la filosofía, la tecnología, el progreso.
 
Surge aquí una idea común a casi todas las culturas, la supremacía del hombre sobre la naturaleza. Actualmente pocas y pequeñas culturas conciben al hombre como parte integrante e indivisible de la naturaleza; y se relacionan con ella, desde ese punto de vista, evitando el desequilibrio al que hacemos referencia.
 
Por el contrario, la cultura que nos contiene, siguió cabalgando sobre esa supuesta superioridad y tuvo un tercer momento: El tercero la revolución industrial, que impulsó desde el Siglo XVIII, una expansión sin precedentes de la actividad productiva del hombre mejorando la alimentación y la medicina, duplicando la expectativa de vida y generando el "estallido poblacional" que tanto preocupó a Malthus. 
 
Llegamos al año 1900 con dos mil millones de habitantes. Toda la historia de la humanidad para alcanzar este número, que, luego en el vertiginoso siglo XX se triplicaría; sí, en sólo cien años se alcanzó la cifra actual de seis mil millones de habitantes.
 
Este número, más el fenómeno de las grandes conglomeraciones - casi el 70% de la población del mundo vive en ciudades - sumado al brutal consumo del mundo desarrollado, ponen a la humanidad ante el desafío de construir una nueva filosofía de vida en la relación hombre-naturaleza.
 
El agotamiento de recursos como el petróleo, la desertificación, la pérdida de bosques o el agotamiento de la pesquería, que se dio a niveles locales, son globalizados a través de guerras e intervenciones a países que aún poseen algo de esos recursos. La actual economía está arrasando la naturaleza. Este modelo económico no nos lleva a donde dice ir.
 
Lograr una economía ambientalmente sostenible, puede significar un cambio tan grande como lo fue la revolución industrial, y quizás, resolver favorablemente esta relación hombre naturaleza con más amor que sombras.

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